Hoy en día vivimos en nuevos paradigmas organizacionales a la hora de reenfocar cómo trabajar en las empresas. Venimos del mundo de las jerarquías estáticas y piramidales donde los problemas se escalaban y la decisión tomada desescalaba. Las organizaciones van comprendiendo que el modelo tradicional de toma de decisiones puede ralentizar la capacidad de un equipo de atender a un cliente. Por ejemplo, una vez tuve que poner una hoja de reclamaciones en un McDonals a las 4 de la mañana por un incidente con unas patatas, y la persona que atendía me dijo que “tenía que llamar a su jefe”. Pensadlo, si un cliente pido una hoja de reclamaciones es que está cabreado, si le hacen esperar más, su nivel de insatisfacción aumentará. 

Toma de decisión por jerarquía

La manera tradicional de toma de decisiones es la más extendida en las empresas históricamente y, por desgracia, todavía sigue siendo así. Básicamente la decisión la toma un jefe. Si es cierto, que en los últimos años, en las empresas de tecnología hemos podido observar que hay un cierto cambio a la hora de tomar decisiones. Los managers tratan de consultar a sus equipos, y en algunos casos delegar la toma de decisiones, aún así, sigue siendo un “accountability” jerárquico. 

La votación

Otro de los modelos que utilizamos para tomar decisiones en muchas sociedades es la votación. La votación es un modelo que trata de tener en cuenta todas las opiniones. El gran problema de la votación es que, realmente, no tiene en cuenta todas las voces. Acaba por ser una decisión que, salvo que sea muy mayoritaria, no contenta a todo el mundo. Es lo que se conoce como “la tiranía de las mayorías”. El problema de este sistema es cuando se gana por un voto, técnicamente es mayoría, pero no refleja que se haya tomado una decisión que contente y motive a las personas que van a convivir con ella. 

El consenso

El sistema de consenso aparece como una manera de poner de acuerdo realmente a las personas y alcanzar acuerdos que contente a todos de alguna manera. El consenso no es malo, permito llegar a un acuerdo compartido y posiblemente funcione en ciertos contextos. El problema de usar el consenso en las organizaciones es que, requiere muchísimo tiempo y muchísima energía para poder llegar a un acuerdo. El hecho de que todo el mundo tenga que estar de acuerdo provoca que las decisiones acaben retrasándose, además, a medida que una organización escala el problema se puede agravar. 

Consentimiento, un nuevo modelo de toma de decisión

Nos han enseñado desde pequeños que solo podemos tomar decisiones con alguno de los tres modelos anteriores. Realmente, existen modelos de toma de decisión que llevan años funcionando y que se están implantando en organizaciones. 

El consentimiento es un modelo de toma de decisiones que se utiliza en modelos Sociocráticos y Holocráticos. Se basa en la idea de que, un conjunto de personas alineado con valores y objetivos pueden tomar una decisión de forma agregativa. El consentimiento tiene una serie de pasos, pero resumiendo mucho consiste en poner encima de la mesa una decisión y trabajar por rondas sobre ella. Las personas pueden estar de acuerdo, decidir estar “ni fu ni fa” o regalar una objeción. Cuando se regala una objeción, es porque hay algún elemento de esa idea que puede chocar con un valor o con el objetivo que queremos alcanzar, no por una preferencia. De esta manera, a base de objeciones podemos mejorar una propuesta para que las personas puedan convivir con ella. Además, se suman un par de principios en este modelo, si nos cuesta tomar una decisión, podemos probarla durante un tiempo (fecha caducidad) para poder inspeccionar y adaptar.

Proceso de los consejos

Este procedimiento es uno de los que más responsabilidad conlleva pero a su vez mejor equilibra la velocidad en la toma de decisiones con tener en cuenta a las personas. Con este proceso, cualquiera puede tomar una decisión (incluso económica). Pero, hay una regla, se debe preguntar a todas las personas que van a convivir con la decisión y se debe preguntar a personas que tengan experiencia en la materia o que hayan tomado decisiones similares. 

Por ejemplo, si queremos comprar un nuevo modelo de servidor que afecta a varios equipos, tendremos que preguntarle a dichos equipos y a personas que tengan experiencia. Una vez preguntado, podemos tomar la decisión que queramos, incluso no seguir los consejos que nos den. Para que un modelo así funcione, la regulación por transparencia es clave. Si alguien decide que se va a comprar un portatil y lo va a forrar en oro, se va a saber y puede provocar que sus compañer@s estén en contra. 

El proceso de los consejos es un modelo de toma de decisión que hace partícipe a las personas, porque se les consulta y se valora su opinión. Además, tampoco obliga a que todo el mundo esté metido en todas las decisiones ya que habrá muchas que no les afecten. Y tiene otra ventaja esencial, la persona que va a tomar la decisión la hará suya, por lo que se esforzará por acertar, lo que conlleva una mejor motivación intrínseca. 

¿Qué te parecen estos métodos de toma de decisión? ¿Has usado alguno de ellos? 🙂

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